El 25 de Noviembre, día internacional de la violencia de género, el Consejo de la Juventud de Navarra nos propuso hacer 6 árboles con residuos para que los jóvenes realizaran las hojas o los personalizaran en el taller titulado "Escultura colectiva: sembrando igualdad, cosechamos no violencia".
Nos pusimos manos a la obra intentando que cada árbol tuviera su propio carisma y fuera hecho con un residuo distinto en ese afán didáctico que siempre nos motiva.
Pepe descubrió un nuevo material de trabajo: las cajas de frutas de madera. ¡Oh!
¡Qué sugerencias!
Cada vez que ocurre esto, los reciclantes debiéramos hacer una fiesta de bienvenida al nuevo material. Sin embargo lo que ocurrió es que Pepe invadió su casa con cajas y cajas y durante una semana su salón se convirtió en un taller improvisado. Nos suele pasar esto, para la desesperación de nuestros vecinos.
Una vez acabado nos trasladamos a la antigua estación de autobuses de Pamplona en la que fueron apareciendo extraños artefactos que parecían homenajear a las antiguas taquillas abandonadas.
Y allí los plantamos temporalmente para que fueran recreados por los asistentes al taller.
Cada árbol simbolizaría un concepto en relación a la no violencia:
Y los jóvenes acompañados por txikis y mayores que se apuntaron al taller, se dispusieron a vestir al árbol con una profesionalidad que ya ni nos sorprende.
Una vez acabados, los replantaríamos en... ¡la Plaza del Castillo!.
La gente que circulaba por allí en sus recorridos habituales miraba con extrañeza aquellos nuevos árboles hechos de desperdicios.
Cada árbol parecía emitir un grito silencioso...
...o abanderar una idea desconocida, hasta que los viandantes se acercaban a leer los carteles y se tranquilizaban al sentirse informados. Es lo que ocurre cuando algo extraño invade nuestra cotidianeidad prevista.
¿O acaso el árbol danzaba ensimismado en medio de la plaza alguna melodía atemporal?
También parecía crujir por dentro, emitir los sonidos de sus torsiones y reconstrucciones.
Es la vida propia que cada obra expresa cuando ha sido hecha en cuerpo, mente y alma por su autor.
Y no acaba aquí la historia, porque Pepe quedaría embrujado para siempre por este nuevo material. Veamos sino en la siguiente crónica el taller que propuso: